ENTREGA DEL TITULO HONORIS CAUSA A LA PSICOANALISTA DRA. COLETTE SOLER

Soler en la UNC

Se invita a toda la comunidad universitaria y público en general a participar de la entrega de Título Honoris Causa a la psicoanálisis Dra. Colette Soler.

  • Viernes 13 de Septiembre – 11:00hs.
  • Salón de Actos Francisco Delich. Pabellón Argentina. Ciudad Universitaria.

Jornadas Anuales de Carteles y Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano América Latina Sur.

Lugar: Auditorio Facultad de Psicología. cuidad Universitaria

– Viernes 13 de septiembre 14hs a 18:30 hs

– Sábado 14 de septiembre 8:30 hs a 16:45 hs

– Conferencia de cierre  a cargo de Colette Soler “El goce del hablar”, su función. 17 hs.  Salón de Actos Francisco Delich. Pabellón Argentina. Cuidad Universitaria.

 

Organiza:

Comisión Local de Admisión, Garantía y Episteme América Latina Sur. COLAGE-ALS 2019-2020

Foro Mediterraneo del Campo Lacaniano

Participan:

Foro Partagónico del campo Lacaniano

Colorado Analytic Forum

Fundación Foro Psicoanálisis NOA Tucumán-Salta

Foro del Campo Lacaniano del NOA

Foro Nuevo Cuyo

Foro Analítico del Río de la Plata

 

PRELUDIO N ° 1 
FERNANDO MARTÍNEZ

Foro Patagónico del Campo Lacaniano

JORNADA ANUAL DE CARTELES Y ENCUENTRO DE LA EPFCL – ALS 2019

 LA ESCUELA DEL INCONSCIENTE

“La experiencia es incompatible con la certeza, 
una experiencia convertida en calculable y cierta, 
pierde autoridad”

Giorgio Agamben, Infancia e Historia.

El título de nuestro Encuentro anuda tres cuestiones que se relacionan y a la vez se repelen: Acto, Experiencia y Saber inconsciente.

Existe una relación de complejidad entre la experiencia y el lenguaje. En nuestro campo utilizamos en forma casi permanente el término “experiencia”: experiencia de lo real, experiencia analítica, experiencia del pase, etc. Pero ¿qué decimos cuando decimos experiencia?

La experiencia en psicoanálisis no es acumulativa, no es capitalizable y utilizable en tanto técnica; dado que si se estandariza el lugar del analista no estaría disponible. La experiencia del inconsciente, la que muerde el cuerpo, aparece siempre mediada por la palabra que la narra y la transmisión de dicha experiencia encuentra su posibilidad y también su límite en la palabra. Existe una hiancia entre la experiencia y la palabra, hiancia que es motor y obstáculo para la transmisión del psicoanálisis.

En este contexto, la Escuela propuesta por Lacan se oferta como receptora y trabajadora de dicha im-posibilidad, a través de sus dos dispositivos: el cartel y el pase. Ambos dispositivos posibilitan una experiencia en relación al Saber; el primero quiebra con la doxa de los más experimentados y sostienen la transmisión en la dis-paridad de las experiencias de sus integrantes, el segundo trata de echar luz sobre el acto destitutivo que inaugura el pasaje de analizante a analista. Los dos dispositivos se sostienen en la tensión que introduce lo im -posible del Saber inconsciente, sostenidos en la eficacia del inconsciente adquirido en las experiencias de sus actores. Dos dispositivos para la formación permanente del analista en tanto lo inconsciente es su motor inagotable dado que si hay inconsciente quiere decir que hay saber sin sujeto y ademas éste sobrevive porque ese saber no se comprueba sino por ser legible (1).

Una transmisión que tiene en su centro la experiencia del inconsciente se diferencia de la formación teórica ligada al discurso universitario sostenida en el binario docente – alumno. Apuntamos a que el trabajo de Escuela sea sin profesores y sin alumnos, como sostienen nuestra colega Dominique Fingermann [2], con analizantes de Escuela que no ahoguen con teorías la experiencia, evitando el horror al Acto, bordeando el saber agujereado.

Tal vez en los tiempos actuales de primacía de semblantes y dada la situación del psicoanálisis como discurso amenazado (mucho por los mismos psicoanalistas encandilados con los brillos del mercado), cabe recordar una vez más que la apuesta a la incómoda experiencia de la Escuela no-Toda pone en el epicentro, estimula y promueve la permanencia del acontecimiento Freud en la cultura, por lo que es necesario cuestionarnos una vez más con Lacan:

El psicoanalista no quiere creer en el inconsciente para reclutarse. ¿Adónde iría si se diera cuenta de que cree en él al reclutarse mediante los semblantes de creer en él? [3]

[1] Lacan, Jacques. Reseña del Seminario “El Acto psicoanalítico”. Otros Escritos. Paidós Buenos Aires 2012. Pag.396

[2] Fingermann, Dominique. “La (de) formación del analista”. Escabel Ediciones. Buenos Aires. 2018

[3] Lacan, Jacques. “Discurso en la Escuela Freudiana de París” Otros Escritos. Paidós Buenos Aires. 20

PRELUDIO Nº 2

MATIAS BUTTINI

Foro Analítico del Río de la Plata

La Escuela como contra-experiencia        

            En su Brave new world revisited, un Aldous Huxley impactado por su propio acto de escritura devenida “profética” casi treinta años después, intenta volver a ese texto y darse algunas razones más bien abreviadas. Señala que el abbreviator´s business (oficio del abreviador) contiene en sí cierta la maldad o maldición necesaria, ineludible en una tarea semejante. El oficio del abreviador, dice, es el de obtener lo mejor de un trabajo que, aunque intrínsecamente maldito (evil), es siempre mejor que nada; debe aprender a simplificar pero no al punto de falsificar. Resulta un punto elemental el de abreviar pero aún con ello, (im) posibilitar una transmisión. Su pregunta nos alcanza: ¿cómo transmitir una experiencia en forma abreviada y sin falsificar? Por definición etimológica, la ex-periencia implica el fuera de pericia, fuera de lo que se puede saber de antemano por haber sido aprendido.

            Dentro de los oficios imposibles indicados por Freud, elaborados por Lacan de la mano de algunos discursos que llamó establecidos, se anuda la cuestión que interesa a los analistas que participamos de la institución, permanente y cada vez, del campo lacaniano. Campo del goce, cuyo gozne de apertura y cierre es el deseo del analista y su impronta particular: el carácter de lo transmisible de un acto que conlleva una experiencia de un asunto sin pies ni cabeza como el Inconsciente. Allí donde “no hay turismo”[1], ¿cómo transmitir?

            Hay experiencia, se podría afirmar, de pasar por el dispositivo analítico creado por Freud, pero también en otros, más abreviados en el tiempo y en espacio que ha propuesto Lacan para su Escuela: el cartel y el pase. Ambos practicables en la medida en que los malos usos del Uno chocan y deben ser interrogados permanentemente en su ejercicio. Estos usos, necesarios y que no dejan de ex-sistir, de in-sistir, incluso de con-sistir en nuestro u otros campos, pueden ser interrogados en dichos dispositivos de Escuela, de aqui su importancia, pues no se trata simplemente de una Asociación o Agrupación sino de un lugar donde se cultive el discurso analítico.

            “Para constituir una comunidad se necesita del Uno… pero hay que saber cómo está encarnado el Uno, cómo se pone en obra, qué usos se hace de él, y sobretodo, cuales son los mecanismos de control previstos”[2]

            Dos dispositivos añadidos al del diván para recoger, recuperar, incluso reinventar el psicoanálisis como experiencia del saber Inconsciente y de los lazos que eso produce en extensión, pero también como control o contra-rol a la pretensión del Uno. ¿Cómo sostenemos esa contra-experiencia de la que surgen nuestros Foros, frente a los malos usos del Uno en psicoanálisis?¿Cómo, entonces, nos arreglamos para que el acto analítico pueda no ser un enigma irresoluto e intransmisible? Y aún más, ¿qué características tiene el refugio de una Escuela que aloje lo hétero y las disonancias?

            Cartel y pase, dispositivos que intentan colectivizar los efectos del Inconsciente, siempre singulares sin retroceder frente a lo imposible de soportar de los narcisismos de las pequeñas diferencias. Colectivos en su funcionamiento por implicar el movimiento de más de un cuerpo, pero siempre singulares en su núcleo íntimo: Aquello que no es colectivizable, ¿no hace acaso de tope al saber obtenido en la experiencia del Inconsciente?¿No es eso lo que podría hacer saber, después de su fin?

            Si seguimos la idea de Lacan, luego del análisis como acto irreversible, ¿no podríamos pensar a la Escuela misma como ese otro corte de la experiencia, que sería equivalente a un contra-psicoanálisis[3]? Cartel y pase, realizan una contra-experiencia que incluye al Inconsciente, una a-puesta en forma de transmisión.

            La pregunta por el encuentro nos atañe cada vez más, ¿cómo se reúnen los cuerpos en el campo que llamé Laico-niano[4], es decir aquel que no se hace del sentido una religión?¿Qué nos liga entonces, en cada encuentro con el analizante o con los colegas sino ese acto sostenido contra ese no querer saber?

            En una con-secuencia de nuestras dos anteriores citas en Amércia Latina Sur, El decir que pasa en la Escuela (Carmen de Patagones, 2017) y El malestar del psicoanalista (San Miguel de Tucumán, 2018), ahora nos dedicaremos a interrogar nuestro trabajo de Escuela basado en un esfuerzo de transmisión de los carteles que no excluyen el pase, una nueva dit-mansión: El acto analítico: experiencia del saber Inconsciente.

            Para ello, conviene recordar, tal como lo señala Ricardo Piglia, que “La conversación es una de las formas básicas de la experiencia y está siempre ligada a lo contingente y a las modificaciones inesperadas”[5].-

[1] Soler, Colette. “Lacan, lo inconsciente reinventado”, Ed. Amorrortu, Bs. As., 2013.

[2] VVAA: Soler, C; Soler, L; Silvestre, D; Adam, J. “El psicoanálisis frente al pensamiento único: Historia de una crisis singular”. Ed. JVE, Foro Psicoanalítico de Buenos Aires, 2000.

[3] Lacan, Jacques. (1976-1977) “El seminario, libro 24: L´insu que sait de l´une-bevue s´aile ´a mourre”. Inédito, versión y traducción Ricardo Rodríguez Ponte para la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Bs. As., 1988.

[4] En Stylus Revista de Psicanálise Rio de Janeiro no 37 p. 119-131 dezembro 2018.

[5] Piglia, R. La forma inicial. Eterna cadencia, Bs. As., 2015.

Alejandro Rostagnotto
PRELUDIO N° 3

ALEJANDRO ROSTAGNOTTO

Foro Mediterraneo del Campo Lacaniano

Que la experiencia analítica no sea inefable, fue fuertemente señalado por Lacan desde el inicio de su enseñanza, instando al analista al banquillo del acusado. Dar cuenta de la experiencia no es rendir cuentas, sino por el contrario formalizar problemáticamente los interrogantes, impasses, travesías o conclusiones de los diversos actos analíticos.
El analista, en tanto quien profiere el acto analítico, debe llevar las cosas ahí donde ello era. Él no está ahí por sí mismo y debe advenir: donde estaba el plus de goce, el goce del otro…, ese lugar que determina la agencia discursiva que le es propia, regula, encausa la experiencia analítica. Wo Es war, soll Ich werden, allí donde eso era, yo he de advenir.
Proferir el acto analítico implica una disposición de agenciación de ese real originario del cual el sujeto mismo es respuesta diversa. Las respuestas a lo real intimo que fundan y mantienen la subjetividad, incluyen la visión del mundo, que en la percepción fantasmatica se deconstruye al ritmo de la interpretación, la interpelación y el acto mismo.
El saber, como eso no-sabido, puede asumir diferentes formas según las posiciones subjetivas del ser. No querer saber nada de eso ni siquiera en el sentido de lo reprimido. Lo conocemos por Schreber, un intento de desalojar eso del mundo de lo representable intentando recusarlo al exterior más negado de todo saber, se paga con el fuera de discurso. En el masoquismo otra versión tal vez: saber hacer con eso instrumentalmente. Hamlet, subraya Lacan, no sabía que estaba muerto, -según su deseo. Antígona, siempre supo lo que debía hacer.
Esfuerzo de desalojo, represión, repudio, desmentida, rechazo y otras versiones… son estrategias electivas sobre el saber, sobre lo que ya se sabe. Ese saber sobre eso, define al estatuto mismo del Inconsciente, que puede advenir sabido en la experiencia del análisis.
Saber e inconsciente resultan isomorfos. El sujeto del inconsciente que el acto analítico produce como respuesta a lo real, por un lado conlleva una Versöhnung (reconciliación) con ese saber elucubrado y producido como elaboración y, por otro lado sabe bien decir eso, que se ha sido (-ϕ/a). Que esté bien-dicho como salida de la mal-dicción del sexo, implica un saber decir, un saper dire, o savoir dire. Saber decir es el reverso a la petición de principio, de sentido y de garantía, petición creyente que sostiene el saber al servicio de la repetición.
Haber sabido decir, Wo Es war: es un gusto. Sabe bien, y es de buen gusto. La ética de bien decir, nos da el gusto de conjugar el aspecto tético de la manifestabilidad de das Ding con la estética de bien decirlo. El acto analítico cuando es logrado, incluye la satisfacción. Haberlo realizado, sienta bien.
Saber decir, no necesariamente se vincula con el deseo de transmitir, de decirlo. Bien puede ser que habiendo advenido allí donde eso era se diga: finalmente lo he dicho, ajustar la coherencia del decir obtenido a la existencia y chau, no hay más que decir.
Otra manera de subjetivar puede ser hacer pasar ese decir, por ejemplo, en una escuela de psicoanálisis. Así, cartel y pase son las disposiciones de nuestra escuela de psicoanálisis para hacer pasar los decires que hagan lazo. ¡El decir de Freud y de Lacan, si claro, pero también el decir de cada uno, a viva voz! ¡Que se diga!